En el cambiante escenario de la ciberseguridad, la detección de amenazas ya no es suficiente. Las organizaciones requieren no solo reaccionar ante los incidentes, sino anticiparlos. Esta necesidad ha dado lugar a una práctica avanzada y esencial: el threat hunting o caza proactiva de amenazas. Dentro de un servicio MDR (Managed Detection and Response), esta práctica se transforma en una herramienta poderosa que permite identificar actores maliciosos incluso antes de que causen daño real. A continuación, exploramos cómo funciona esta estrategia, sus beneficios y por qué es crítica en entornos con bajo nivel de madurez en ciberseguridad.
Diferencias entre detección reactiva y hunting proactivo
La detección reactiva se basa en alertas generadas por herramientas como antivirus, firewalls o EDRs (Endpoint Detection and Response). Cuando un comportamiento sospechoso o un archivo malicioso es detectado, se genera una alerta y el equipo de seguridad actúa. Si bien este enfoque es necesario, tiene limitaciones: depende completamente de que la amenaza sea lo suficientemente evidente para activar una alerta.
En cambio, el hunting proactivo no espera alertas. Los analistas buscan activamente indicadores de amenazas latentes que podrían estar operando de forma encubierta dentro de los sistemas. Esta búsqueda se basa en hipótesis, análisis de comportamiento, inteligencia de amenazas y patrones anómalos en el tráfico, usuarios y endpoints. Es un enfoque proactivo, humano y contextual.
Un buen ejemplo es la búsqueda de actividad de comando y control (C2) en puertos inusuales o el análisis de conexiones remotas sospechosas fuera del horario habitual. Aunque no generen alertas automáticas, estos patrones pueden ser el indicio de una intrusión avanzada que debe ser contenida antes de que escale.
Herramientas y técnicas usadas por los analistas de MDR para threat hunting
La caza de amenazas requiere una combinación de tecnología avanzada y conocimiento humano. En los servicios MDR, los analistas se apoyan en múltiples herramientas y metodologías para desarrollar hipótesis e investigar comportamientos maliciosos:
- SIEM (Security Information and Event Management): recopila logs de diferentes fuentes y permite analizar eventos de forma correlacional.
- EDR y XDR (Extended Detection and Response): monitorean endpoints y otros vectores como correo, red y nube, con capacidades de búsqueda avanzada.
- Sandboxing y análisis forense: se ejecutan archivos sospechosos en entornos controlados para analizar su comportamiento.
- Frameworks de amenazas como MITRE ATT&CK: se utilizan para mapear técnicas y tácticas empleadas por atacantes conocidos.
- Lenguajes de consulta y scripts personalizados: permiten realizar búsquedas complejas en grandes volúmenes de datos, como detectar patrones de PowerShell maliciosos o actividades inusuales en Active Directory.
Estos recursos permiten a los cazadores de amenazas identificar señales sutiles de actividad maliciosa que, sin contexto o análisis proactivo, pasarían desapercibidas.
Indicadores de compromiso (IoCs) y tácticas TTPs: cómo se detectan
Uno de los pilares del threat hunting es la identificación de Indicadores de Compromiso (IoCs) y Tácticas, Técnicas y Procedimientos (TTPs):
- IoCs son evidencias concretas como direcciones IP, hashes de archivos, nombres de dominio, firmas de malware o rutas de archivos. Su detección puede indicar la presencia de una amenaza conocida.
- TTPs, por otro lado, describen cómo se comporta un atacante: qué herramientas utiliza, cómo se mueve dentro de una red, cómo exfiltra datos. Estos patrones son más difíciles de falsificar y permiten identificar campañas más sofisticadas.
El MDR combina inteligencia de amenazas externa con datos internos de la organización para detectar estas señales. Por ejemplo, si un hash de archivo coincide con un malware identificado en una campaña global, se activa una investigación. Pero si se observa un patrón de escalamiento de privilegios o lateralidad que coincide con las TTPs de un grupo APT, se puede anticipar un ataque incluso si no hay archivos maliciosos presentes.
Beneficios de la caza de amenazas en organizaciones con bajo nivel de madurez
Muchas organizaciones carecen de un equipo de ciberseguridad propio o dependen únicamente de soluciones automáticas. En estos entornos, un servicio MDR con capacidades de threat hunting aporta beneficios significativos:
- Detección temprana: permite identificar amenazas en etapas iniciales, antes de que comprometan información sensible.
- Mitigación proactiva: al no depender solo de alertas, se reducen los tiempos de respuesta y el impacto de los incidentes.
- Adaptación continua: se ajustan las reglas y modelos de detección según el entorno y la evolución de las amenazas.
- Aumento del nivel de madurez: permite aprender del comportamiento de los atacantes y fortalecer las defensas internas.
- Reducción de falsos negativos: el análisis manual y contextual permite detectar ataques que pasan desapercibidos para las soluciones automáticas.
En resumen, el threat hunting no es solo una función avanzada: es un componente esencial del MDR moderno, especialmente valioso en empresas que buscan una seguridad sólida sin necesidad de construir un equipo interno.
Conclusión: la caza proactiva de amenazas transforma el enfoque defensivo tradicional en una estrategia ofensiva y anticipatoria. Un servicio MDR con threat hunting permite ir un paso adelante del atacante, reducir el riesgo real y tomar decisiones basadas en inteligencia contextual.
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